AFmedios | Sara Díez
Hemos recalcado que la violencia en la pareja se produce en todas las culturas, países y grupos de edad. Afecta a personas de todos los orígenes socio-económicos, educativos y religiosos, aunque algunos factores incrementan el riesgo de ejercerla y/o padecerla.
En México, la situación de violencia contra las mujeres en una relación de pareja es alarmante. Según un reciente estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en nuestro país la proporción de mujeres que sufren violencia física y/o sexual en el transcurso de vida es del 47 por ciento, o más, mientras que en Canadá es del 6%.
Dicho estudio afirma, además, que en los 12 meses anteriores a su encuesta, un 40 por ciento de las mujeres mexicanas reportaron algún abuso, mientras que en la República Eslovaca fue el 12, en Turquía el 14, y la India 24 por ciento, solo por mencionar algunas regiones.
En otras palabras, por cada mujer víctima de homicidio (feminicidio), muchas otras más son heridas físicamente, hostigadas sexualmente o abusadas emocionalmente.
¿Y qué pasa con la juventud de este país?, ¿A qué nivel viven violencia en sus relaciones? Según la Encuesta Nacional de Violencia en Relaciones en el Noviazgo (ENVINOV), realizada en 2007, revela que sufren violencia en las relaciones de pareja más de 70 por ciento de las y los jóvenes mexicanos. Además, el 16.5 por ciento reportó haber sufrido alguna experiencia de ataque sexual.
Aunado a lo anterior, varias organizaciones e instituciones han alertado sobre el grave incremento de adolescentes que, por lo menos, en una ocasión han sufrido agresión por parte de su pareja.
Podemos afirmar, entonces, que la violencia está presente en casi el 90% de las relaciones de noviazgo entre los jóvenes, sin embargo, la gran mayoría asume las señales de alerta que se presentan a través de controles y abusos, como situaciones naturales y normales, y solo perciben que existe violencia hasta que hay algún daño de consideración.
En efecto, la violencia en la etapa del noviazgo es casi imperceptible, al grado de que cerca del 70% de jóvenes entre los 15 y 20 años de edad, principalmente mujeres, rechaza la existencia de cualquier situación de violencia física o emocional, no obstante, un gran porcentaje de jóvenes podría sufrir severas consecuencias debido a las lesiones o daño psicológico recibido.
Muchas veces, para una mujer adulta es difícil detectar cuando vive una relación de maltrato, ahora bien, para una adolescente, joven e inexperta, con ejemplos y estereotipos establecidos, puede resultar imposible percibirla.
Cuando se habla de violencia lo primero que viene a la mente es el maltrato físico, sin embargo, ésta también puede ser verbal, psicológica, sexual e, incluso, económica. Se trata de un problema social grave, denigrante, que lesiona los derechos que como seres humanos tenemos, y que afecta, principalmente, a un gran número de mujeres.
La forma más común de agresión es la intimidación, los gritos y las groserías (violencia verbal, psicológica y emocional). Y aunque en muchos casos los golpes se presentan desde empujones hasta patadas, existe un porcentaje mínimo de jóvenes que acepta la existencia de violencia física en su relación.
El silencio y la impunidad han exacerbado el problema, por lo que de acuerdo con el Instituto de Atención a las Víctimas del Delito, los golpes, gritos e insultos son cada vez más frecuentes en el noviazgo de los adolescentes.
Lo anterior implica, entre otras medidas de índole social, legal, político, público, de salud y todo lo que ayude a prevenir y atender esta problemática, que debemos informarnos y, sobre todo, informar a nuestra juventud acerca de esta lacra social, del que nadie está exento de padecer.
Debemos saber, para empezar, que la violencia en el noviazgo se trata de todo acto o conducta dirigida a ofender o humillar, ya sea de manera física o verbal, a través de gritos, insultos, manipulaciones o golpes (por leves que sean); sexualmente se manifiesta a través de toqueteos permanentes sin consentimiento; de forma psicológica, se relaciona con conductas de desvalorización, y es de tipo económica mediante el control de los recursos.
Reitero, la violencia en el noviazgo tiene un rostro muy sutil, que se expresa con pequeños empujones, pellizcos, ligeras prohibiciones, descalificaciones veladas y manipulaciones. Las siguientes frases y actitudes son algunos ejemplos de violencia disfrazados de amor o preocupación por parte de quien la ejerce:
“Flaquita, ¿no crees que estás muy maquillada?”, “¿No crees que sería bueno que dejaras de pasar tanto tiempo con tus amigas/os?”, “¿Quieres que te explique la película?”, “Me gustaría que hicieras esto o aquello para demostrarme tu amor”, “¿A dónde fuiste sin avisarme?”, «Si vas a ese lugar, no vamos a poder estar juntos», “Si me quisieras me darías tus claves de acceso a tus correos, y así me demostrarías que no tienes nada que ocultarme”, «Te lo digo porque te quiero y porque me importas más que nada»
… Debemos enseñar a nuestros jóvenes que amar NO es sufrir.
Y como todo en la vida tiene consecuencias, a continuación se mencionan algunos efectos que se causan al vivir un noviazgo violento:
• depresión
• bajo rendimiento escolar
• embarazos no deseados
• enfermedades de transmisión sexual
• nula autoestima
• intentos de suicidio
• hospitalizaciones por golpes
• la reproducción del patrón de conducta en los propios hijos
• homicidios
Puntualizando, para determinar si vives violencia en tu relación de noviazgo, analiza si tu pareja ha manifestado alguno de los siguientes comportamientos:
• Controla todo lo que haces y exige explicaciones. Te llama constantemente.
• Revisa tus pertenencias, tu diario, celular o correo electrónico.
• Vigila, critica o pretende que cambies tu manera de vestir, maquillarte o de ser.
• Te hace sentir menos, te ignora o te humilla.
• Te prohíbe, amenaza o manipula en relación con tus actividades.
• Limita la relación que tienes con tus parientes o amigos.
• Presiona para que hagas dietas o ejercicio.
• Te compara con otras mujeres.
• Advierte que te dejará si no cambias o amenaza con suicidarse si lo dejas.
• Guarda silencio cuando se enoja por tu comportamiento.
• Manifiesta celos de todos los que te rodean.
• Culpa a los demás de su conducta.
• Sus reacciones te han hecho sentir miedo.
• Te ha agredido físicamente, ya sea con leves empujones, “jugando” o de forma más grave.
• Golpea objetos, maltrata a tu mascota o animales en general.
• Es una persona simpática y respetuosa con los demás, pero contigo es diferente.
• Tiende a hacer escándalos en público o en privado por cualquier causa.
• Te ha tocado sin tu consentimiento o ha presionado para tener relaciones sexuales.
Si eres joven y te identificas con alguna de las señales de alerta, entonces aléjate de quien te daña emocional o físicamente. No toleres, no te calles, pide ayuda.
A las madres de las nuevas generaciones, les recuerdo que debemos mantenernos siempre alertas, hagámosles sentir a nuestras hijas que pueden confiar en nosotras y manifestemos en todo momento nuestro apoyo. Exhortemos a las y los jóvenes a establecer relaciones libres de violencia basadas en el diálogo, respeto, responsabilidad, libertad y valor por su autoestima.
Mujer, no importa tu edad ni tu condición, la violencia puede presentarse en cualquier momento. No permitas que pase desapercibida. Infórmate y actúa.
Un abrazo!
Sara Díez – Crisálida Perenne
[email protected]
Fuentes:
http://www.crisalidaperenne.com/amor-no-es-violencia http://www.sinembargo.mx/06-11-2013/806119
http://mujersincadenas.blogspot.mx/2011/04/amor-no-es-violencia-examina-como-es-tu.html