Deyanira Córdoba pertenece a una familia de caficultores en Tablón de Gómez, Nariño. Como parte de un proyecto de ONU Mujeres, ella ha aprendido sobre sus derechos económicos y autonomía corporal.
El futuro le depara muchas posibilidades a esta talentosa artista y cultivadora. Por eso, sin importar el camino que escoja, Deyanira siempre estará conectada al café y a su comunidad en las montañas de Colombia.
Empecé a recoger café cuando era una niña pequeña, tal vez de seis años. Yo le ayudaba a mi mamá a recoger los frutos de café maduros y rojos y los ponía en un balde. Mi mamá cultivaba café en la tierra que rodeaba nuestra casa. Todavía le ayudo a ella y a mi hermano. Él tiene una tierra también. Mi padre está enfermo por lo que no puede trabajar como antes.
Me encanta trabajar con el café. Mañana iré temprano al campo de cultivo y pondré algunos fertilizantes. Como ha llovido tanto hoy, el suelo estará listo para los nutrientes. Luego quitaré la maleza porque en la temporada de lluvias, crecen rápidamente. La temporada de cosecha es en junio o julio y cuando el café comienza a madurar, la tierra se llena de colores, con tonos verdes, amarillos y rojos.
La mayoría de los jóvenes aquí ayudan a sus familias a cultivar y cosechar café. Dicen que es una manera de olvidar todos nuestros problemas. Cuando tomo café, no siento ningún estrés.
Me uní al proyecto el año pasado y desde entonces aprendí muchas cosas. Lo más importante ha sido el valor de las mujeres. Antes tenía una baja autoestima, pero ya no. He aprendido a sentirme cómoda en mi propio cuerpo.
Mi sueño es emprender un negocio de café y ayudar a mis padres y a mi comunidad. No solo los hombres pueden hacer negocios. Las mujeres podemos lograr nuestras propias metas.”
Deyanira Córdoba, de 23 años, hace parte del proyecto Empoderamiento de las Mujeres Cafeteras de Tablón de Gómez bajo el programa de empoderamiento económico de ONU Mujeres Colombia, implementado por la Corporación para el Desarrollo Social, Tecnológico y Económico de Colombia (CORPDESARROLLO) y financiado por el Gobierno de Suecia.
La población de esta zona ha cultivado café por generaciones. En la Semana Santa de 2003 vivió una ola de violencia indescriptible cuando el ejército colombiano y la guerrilla se enfrentaron, desplazando al menos a mil campesinos.
A algunos de ellos les ha llevado varios años regresar a sus tierras. Sin embargo, este municipio es una de las zonas donde se ha aplicado con éxito la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, beneficiando a 562 familias.
La historia de Deyanira se relaciona con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8, el cual busca promover el crecimiento económico sostenible e inclusivo, empleo digno y productivo paras todos, así como también el Objetivo de Desarrollo Sostenible 16 para lograr una paz sostenible y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 para la igualdad de género y empoderamiento de mujeres y niñas.