Un trastorno de la alimentación se caracteriza por anomalías en los hábitos alimenticios que pueden implicar tanto la ingesta de alimentos insuficiente o excesiva afectando a la salud física y emocional de un individuo.
Estos síndromes están caracterizados por la preocupación excesiva por la imagen corporal o el peso.
Según el manual de Psiquiatría DSM-IV (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), una de cada cinco mujeres sufre de un desorden alimenticio que clasifica como enfermedad mental o de alguna forma de alimentación desordenada.
Cerca de 70 millones de personas sufren de un desorden alimenticio en el mundo.
Estas patologías son cada vez más frecuentes, especialmente en jóvenes de entre los 12 y los 24 años.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de un problema de salud que afecta de forma especial a las chicas.
Es la tercera enfermedad crónica con más prevalencia entre la población juvenil femenina.
La importancia de la prevención
La detección precoz y ponerse en manos de especialistas para seguir un tratamiento adecuado son las mejores armas para combatir los trastornos alimentarios.
Sin embargo, los expertos creen que es mejor prevenir su aparición, tanto en el ámbito familiar, educativo y social.
Por ello, hacen hincapié en la importancia de adoptar una serie de medidas para prevenir los trastornos alimentarios desde la infancia.
1. Según los especialistas del Hospital materno infantil Sant Joan de Déu, de Barcelona, hay que enseñar desde pequeños la importancia de seguir unos hábitos saludables: establecer horarios de comida regulares, repartir la comida en cuatro o cinco tomas al día, evitar saltarse las comidas y no picotear entre horas.
En opinión de Brigitte Aquin, psicóloga argentina y especialista en trastornos alimenticios, es recomendable que los padres sean capaces de controlar dos comidas de sus hijos al día.
2. La dieta debe ser sana, equilibrada y variada que incluya todos los alimentos necesarios, con limitación de dulces y postres industriales y comida rápida. Es fundamental ofrecer verduras y frutas de forma variada.
3. El problema de los trastornos de alimentación es psicológico, y por este motivo es esencial que desde casa se cuide muchísimo la autoestima.
Por ello, los padres deben fomentar la autoestima del hijo para que descubra sus capacidades y sus limitaciones, las acepte y aprenda a sentirse bien consigo mismo, según el Hospital Sant Joan de Déu.
Para la psicóloga argentina «es importante ayudar a los jóvenes a no condicionar el cuerpo a una cuestión de apariencia».
Esto lo reforzará frente a los mensajes sobre estética, cánones de belleza y alimentación (como dietas milagrosas y productos dietéticos) que lanzan algunos medios de comunicación y la publicidad.
«La glorificación de la delgadez y las dietas restrictivas no son una solución a la epidemia de obesidad sino algo que pueden tener efectos negativos en la salud», señala Aquin.
4. El Hospital Sant Joan de Déu también aconseja establecer una buena comunicación dentro del ámbito familiar, para que el niño se sienta seguro y, de esta manera, sea capaz de buscar opinión y la ayuda de su propia familia cuando se enfrente a situaciones que le resulten difíciles o estresantes.
5. Otro consejo es adoptar y mantener unos hábitos saludables en otros aspectos como la constancia en la práctica de actividad física y en el número de horas de sueño. Todo ello ayuda a llevar una vida saludable.