La asertividad se define como la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás. Negociando con ellos su cumplimiento.
La asertividad está en el tercer vértice de un triángulo en el que los otros dos son la pasividad y la agresividad. Situados en el vértice de la pasividad evitamos decir o pedir lo que queremos o nos gusta; significa no hacer valer los propios derechos y, en consecuencia, permitir que otros violen los nuestros. En la agresividad lo hacemos de forma tan violenta que nos descalificamos nosotros mismos; supone hacer valer los propios derechos de manera que se violen los derechos de otras personas, mediante actitudes de dominar, humillar o despreciar a la otra persona.
Emplear la asertividad es saber pedir, saber negarse, negociar y ser flexible para poder conseguir lo que se quiere, respetando los derechos del otro y expresando nuestros sentimientos de forma clara. La asertividad consiste también en hacer y recibir cumplidos, y en hacer y aceptar quejas y críticas respetuosas.
Las mujeres suelen tener más dificultades que los hombres para ser asertivas, debido, en parte, a que los roles sociales que se adjudican al sexo femenino. Defender los derechos se confunde erróneamente con agresividad, la cual, social y culturalmente, no forma parte del papel femenino (según los estereotipos establecidos). Siendo así, la mayoría de las mujeres se socializan en la pasividad, ya que, a menudo, las mujeres se preocupan por mantener relaciones armoniosas con otros y temen que mostrarse asertivas provoque fricciones
Otra de las razones por las cuales las mujeres suelen ser poco asertivas, es debido a que piensan que no tienen derecho a defender sus opiniones, creencias, derechos básicos, de existencia o legales. Pero esa idea es errónea, además de que mantener siempre a raya los propios sentimientos puede provocar la sensación de frustración, ineficacia o daño.
Es indispensable que las mujeres aprendamos a valorarnos, que conozcamos nuestros derechos y que identifiquemos lo que queremos, lo que no queremos y defenderlo, con respeto a los demás, pero con decisión. En este sentido, hay que recordar que todas las mujeres tenemos derecho a:
– Alcanzar metas
– Decidir el rumbo de nuestra vida
– Externar nuestras propias opiniones
– Mejorarnos a nosotras mismas en todos los aspectos
– Tener privacidad
– Cometer errores
Cuando la ansiedad y el miedo son demasiado grandes hasta el punto de que nos dificultan o impiden expresar nuestros deseos, hemos de plantearnos una estrategia para superar esos obstáculos, pues de no hacerlo pueden surgir otros problemas, por ejemplo, algunos terapeutas creen que la depresión puede derivarse de la falta de aserción. El entrenamiento asertivo permite reducir ese estrés, enseñando a defender los legítimos derechos de cada uno sin agredir ni ser agredido.
FACTORES SOCIALES QUE OBSTACULIZAN LA ASERCIÓN:
El miedo, los estereotipos o ignorar nuestros derechos, se generan por ideas falsas, tales como:
No hay que interrumpir nunca a la gente. Interrumpir es de mala educación. Falso, tú tienes derecho a interrumpir, educadamente, a tu interlocutor para pedir una explicación.
Los problemas personales no le interesan a nadie más. Falso, tú tienes derecho a pedir ayuda o apoyo emocional.
Hay que ceder a las peticiones de los demás. Falso, tú tienes derecho a decir “NO” cada vez que así lo sientas.
Cuando alguien tiene un problema siempre hay que ayudarle. Falso, tú tienes el derecho de decidir cuándo prestar ayuda a los demás y cuando no.
El elemento básico de la asertividad consiste en atreverse a mostrar nuestros deseos de forma amable, franca y respetuosa, pero el punto fundamental consiste en lanzarse y atreverse. Debemos hacerlo de forma adecuada; nadie puede ofendernos ni nosotras a los demás.
¿CUÁNDO SE TIENE UNA CONDUCTA ASERTIVA?
Generalmente cuando:
• se defienden los derechos propios de modo que no queden violados los ajenos.
• se pueden expresar los gustos e intereses de forma espontánea,
• se puede hablar de una misma sin sentirse cohibida,
• se pueden aceptar los cumplidos y las críticas sin sentirse incómoda,
• se puede discrepar con la gente abiertamente,
• se puede pedir aclaraciones de las cosas
• se puede decir “NO”
En definitiva, cuando se es una persona asertiva hay una mayor relajación en las relaciones interpersonales. Algunos piensan que el entrenamiento asertivo vuelve a personas agradables en irascibles, egoístas y calculadoras. Esto no es cierto. Es derecho de cada uno protegerse ante situaciones que nos parezcan injustas o desmedidas; debemos conocer mejor que nadie lo que nos molesta y lo que necesitamos.
El entrenamiento asertivo consiste en aprender que tenemos derecho a defender nuestras ideas, así como nuestra integridad mental, emocional, física, sexual y legal ante situaciones que a todas luces son injustas.
ENTRENAMIENTO Y COMUNICACIÓN ASERTIVA:
El entrenamiento asertivo ha demostrado ser efectivo en el tratamiento de la depresión, el resentimiento y la ansiedad derivada de las relaciones interpersonales, especialmente cuando tales síntomas han sido provocados por situaciones injustas. A medida que vayas volviéndote más asertiva, empezarás (entre otros beneficios) a reclamar el derecho a sentirte relajada y a ser capaz de dedicar tiempo sólo para ti misma.
Una persona tiene una conducta asertiva cuando defiende sus propios intereses, expresa sus opiniones libremente y no permite que los demás se aprovechen de ella. Al mismo tiempo, es considerada con la forma de pensar y de sentir de los demás. La ventaja de ser asertivo es que puede obtenerse lo que se desea sin ocasionar trastornos a los demás. Siendo asertivo se puede actuar a favor de los propios intereses sin sentirse culpable o equivocado por ello; igualmente dejan de ser necesarios la docilidad extrema, el ataque verbal o el reproche, y estas formas de actuación pasan a verse como lo que son, formas inadecuadas de actuación que crean dolor y estrés.
La conducta asertiva implica la expresión directa de nuestros sentimientos, pensamientos y necesidades, respetando los derechos de los demás. Los problemas de asertividad pueden ser debidos a que no sabemos cómo comportarnos. Pero también, muy frecuentemente, se debe a que no nos atrevemos a expresar nuestros sentimientos y deseos. Si el miedo está presente en la expresión de nuestros deseos, aprender las técnicas adecuadas será solamente un paso necesario para resolver nuestra carencia de asertividad. Pero no será suficiente, porque es preciso atreverse a emplear esas técnicas en la vida real.
Es necesario poner en práctica una serie de habilidades asertivas, es decir, habilidades que nos permitan llevar a cabo estos comportamientos con éxito, de tal modo que a la vez que respeten nuestros derechos, respetemos los de los demás.
En la próxima entrega hablaremos de algunas técnicas asertivas que podrán ayudarte en el proceso de valorarte, a mejorar tus relaciones interpersonales y, por ende, a conseguir un cambio en tu vida. Mientras tanto, puedes practicar algunas técnicas de lenguaje corporal, ya que es imprescindible manejarlo adecuadamente para poder comunicar lo que sientes y lo que deseas transmitir. A continuación se indican cinco reglas básicas que es conveniente practicar delante del espejo:
• Mantener contacto ocular con el interlocutor.
• Mantener una posición erguida del cuerpo.
• Hablar de forma clara, audible y firme.
• No hablar en tono de lamentación ni en forma apologista.
• Para dar mayor énfasis a las palabras, utilizar los gestos y las expresiones del rostro.
Mujer, siempre encontrarás personas que utilicen técnicas para manipularte, haciéndote sentir culpable, evadiéndose de la conversación, victimizándose o humillándote. Cuando no has desarrollado habilidades para enfrentar esas situaciones, haciendo valer tu dignidad y tus derechos, surgen la frustración, la insatisfacción, la permisividad y los abusos. Ser asertivo no significa querer llevar siempre la razón, sino expresar nuestras opiniones y puntos de vista, sean estos correctos o no, así como exigir que nuestros derechos sean respetados de la misma forma en que nosotras lo hacemos con los demás.
Como siempre, un abrazo!
Sara Díez
www.crisalidaperenne.com