Luchamos con corpiños armados, push-ups y rellenos varios para que la ropa nos quede bien, para sentirnos sexys, para vernos como una chica de tapa… No importan las razones ni los métodos, un escote abundante –y por qué no exuberante- es el ideal de casi todas.
Hasta ahora, la cirugía de implante de siliconas era la solución para agregar centímetros al busto y conseguir el efecto deseado. De hecho, la mamoplastía de aumento –así se llama- es, desde hace años, la cirugía estética más solicitada por las mujeres de entre 20 y 45. Y un poco más también.
Un “Plan B” posible… ¿Y saludable?
Sin quirófanos, post-operatorios dolorosos ni prótesis permanentes, en Estados Unidos es furor una práctica que está en el foco de la polémica: hay médicos que inyectan una solución salina en los pechos de sus pacientes para aumentar su tamaño de manera absolutamente temporal.
¿Cómo? Sí, este método comenzó a utilizarse para que las mujeres que querían agrandar sus pechos pudieran ver y experimentar cuál sería el resultado si decidían operarse. Pero pronto las inyecciones fueron solicitadas por pacientes que querían un incremento momentáneo antes de una fiesta, de su propio casamiento o de las vacaciones de verano.
La práctica “consiste en inyectar la solución por detrás de cada glándula mamaria, en cantidades de 200 centímetros cúbicos (o más, hasta llegar al volumen deseado) de una solución de cloruro de sodio, más conocida como ‘sal’, de allí el nombre de ‘solución salina’ (normal saline) con la que se la conoce en países de habla inglesa”, explica el profesor doctor Patricio Jacovella, director de la carrera de especialista y jefe del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital de Clínicas de la U.B.A.
Lejos de la silicona líquida y otros rellenos dañinos, “la solución salina es suero fisiológico, un producto 100% inocuo que es el mismo que se utiliza para hidratar a un paciente o cuando se coloca un suero. En definitiva, esta solución es como el agua mineral si lo comparamos con una bebida”, detalla el cirujano plástico Fernando Felice, director médico del Centro de Estética Vesalio.
Parece simple, es rápido… La pregunta que surge, inevitable, es si acarrea algún tipo de efecto negativo o riesgo. “El primer peligro es que lo haga un médico que no sea especialista en cirugía plástica y, peor aún, que lo haga alguien sin título”, detalla Jacovella. Y agrega: “El segundo peligro es la obtención del producto que sea estéril para inyectar. Por último, como la duración es escasa, la solución se puede absorber de manera despareja y asimétrica”.
Es un fenómeno de belleza que pisa fuerte en USA, sin embargo, en nuestro país no se realiza de manera habitual. ¿Por qué? “Simple: su efecto es limitado a 1 o 2 días, no puede reemplazar a una cirugía”, concluye Felice.