Para la mayoría de las mujeres que dan el pecho a sus bebés, el momento de la reincorporación al mundo laboral es vivido con angustia: además de tener que despegarse de sus pequeños hijos, suponen que la vuelta al trabajo va a impedir que los sigan amamantando. Pero… ¡No tiene por qué ser así! Algunos consejos para que esto no afecte la lactancia.
Para la mayoría de las mujeres que dan el pecho a sus bebés, el momento de la reincorporación al mundo laboral es vivido con angustia: además de tener que despegarse de sus pequeños hijos, suponen que la vuelta al trabajo va a impedir que los sigan amamantando. Lo cierto es que esto no tiene por qué ser así, aseguran desde la Asociación de Empresas de Nutrición Infantil (ANI). Y aportan algunas claves para lograr que el retorno laboral no afecte el sostenimiento de la lactancia materna.
1 – Comenzar a sacarse leche y almacenarla algunas semanas antes al regreso al trabajo. La extracción se puede hacer manualmente o con sacaleches y hay que guardarla en recipientes limpios, con tapa y rotulados. Por otro lado, una buena idea es empezar a darle al menos una vez al día la leche materna en un biberón, para estar seguros de que llegado el momento el bebé no la va a rechazar.
2 – En cuanto al almacenamiento, hay que tener en cuenta que la leche puede permanecer hasta 2 horas a temperatura ambiente (en un lugar fresco); 24 horas en el refrigerador, 3 días en el congelador y hasta 3 meses en el freezer.
3 – Nunca hay que hervir ni calentar la leche materna en el microondas, sino que conviene hacerlo a baño maría o con el chorro de agua caliente de la llave. La leche freezada tiene que ser bajada a la heladera el día anterior para que se comience a descongelar. Y si la leche se separa en dos fases cuando se la deja en reposo, mezclarla.
4 – Por otro lado, es importante tener en cuenta que, gracias a las leyes laborales, las mujeres que se tomaron licencia por maternidad pueden reducir su jornada de trabajo una hora o disponer de esa hora dentro de la jornada habitual (con la posibilidad de dividirla en dos fracciones de media hora), lo que permite que un familiar o alguien de confianza pueda acercar al niño a la oficina de su madre para que le pueda dar el pecho en ese tiempo.
5 – Como amamantar es un proceso físico y mental, las mamás tienen que estar lo más relajadas posible para no dejar de producir leche y que el proceso de extracción no genere angustia. Lo bueno es que antes de irse a la oficina, cuando regresan y durante los fines de semana pueden seguir dándoles el pecho, incluso a libre demanda.
6 – Cuando la lactancia no es posible, la leche de fórmula es la mejor alternativa a la leche de pecho. Si bien por sus beneficios nutricionales, inmunológicos y para el desarrollo infantil, nada puede superar a las cualidades protectoras de la leche materna, en los casos en los que la lactancia materna no es posible o por algún motivo resulta insuficiente, lo ideal es suplantarla o suplementarla con las llamadas fórmulas infantiles, que contienen las vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales, nucleótidos, probióticos y prebióticos adecuados para el crecimiento y desarrollo del bebé. Además, están diseñadas para cada etapa y niño en particular.