«No es no» o «falda es una prenda de vestir femenina que no debería usarse con miedo» son algunas de las frases que pueden verse estos días en el subterráneo de la Ciudad de México, donde una campaña vuelve a poner sobre la mesa el tema del acoso sexual en el transporte público.
La campaña, impulsada por el diccionario Larousse México, se ubica en estaciones y vagones, testigos a diario de una problemática común y que motiva aspectos como que en el subterráneo haya vagones diferenciados de uso exclusivo para mujeres.
«Se me hace muy bueno que estén, pero muchas mujeres de todos modos no hablamos del tema, nos sentimos como que la autoridad no va a hacer nada acerca de esto», dice Aurora, de 22 años, sobre estos mensajes.
Una usuaria habitual del ese medio de transporte público, afirma que cambia su modo de vestir dependiendo de si usará el transporte público: «No puedes usar falda (…) es incómodo que no puedas vestirte como quieras o con escotes, porque se te van a quedar viendo de manera muy diferente». En su caso, sufrió varias experiencias de acoso en el subte, como una vez que le intentaron subir el vestido u otra en la que la intentaron tocar.
Cuando sucede, es inútil intentar cubrirse, «porque aun así no entienden», o decir a esas personas que se queden quietos, «porque simulan que ellos no están haciendo nada», relata Aurora.
Uno de las frases de la campaña -«Bombón es un dulce esponjado de azúcar, no una mujer»- pone el punto de mira en la controvertida cuestión de los piropos. «Es la forma en que lo dicen; no tengo problema con que me digan un piropo, pero sí la forma en que lo hacen, incomoda mucho», asegura Vanessa.
Esta estudiante de nutrición 19 años comenta que siempre viaja en los vagones de mujeres, «por seguridad», dado que en los mixtos en muchas ocasiones «te faltan al respeto, te miran con morbo o te insultan».
El metro de la capital mexicana también sirvió como plataforma de otras campañas contra el acoso como la lanzada el pasado marzo por ONU Mujer y el Gobierno de la Ciudad de México, llamada «No es de hombres», que pretendía luchar contra la «normalización» de este problema buscando la participación activa de los miembros de ese género.