Podría venderse por un precio 400 veces mayor al del petróleo, y 2.000 veces mayor que el del mineral de hierro. Si se ofreciera en tiendas, costaría más de 150 veces el precio de un galón (3,8 litros) de leche de vaca, y 15 veces más que el café.
A un precio de hasta 4 dólares la onza (33 mililitros), la leche materna humana es un codiciado bien de consumo de lo que se está convirtiendo en una industria inesperadamente despiadada, que las entidades de Estados Unidos tratan de regular en medio de una lucha por el control entre los bancos sin ánimo de lucro y las entidades que buscan ganancias y la suministran a unidades neonatales de hospitales.
El debate entre las organizaciones de ambos bandos puede ser apasionado El dilema gira en torno a qué procesos producen una leche más segura para los bebés prematuros en unidades neonatales de cuidados intensivos, que necesitan la leche si una madre tiene problemas para producirla y o si el niño tiene problemas para succionarla del seno.
Los dos bandos reclaman tener más autoridad moral. Por lo general, los grupos sin ánimo de lucro dicen que la distribución debe ser altruista, mientras que las empresas afirman que las madres donantes merecen una compensación.
Mientras tanto, legisladores en Nueva Jersey y Michigan estudian nuevas leyes que otorguen licencias. En California, Maryland, Nueva York y Texas ya hay normas al respecto.
Entre las madres ya había desde hacía tiempo una gran diversidad de opiniones sobre los bancos de leche, pero lo que está cambiando es la disponibilidad de opciones a medida que el sector madura. Para algunas, el trabajo que implica limpiar biberones, extraer y almacenar la leche merece estar pagado. Otras ven la donación de leche, considerada superior a la leche de fórmula tanto en nutrición como en aporte inmunológico, como un servicio con fines de caridad.
«Uno nunca sabe a quién le llega», comentó Kelli Russel, de Washington, Carolina del Norte, que dona su leche materna. «Podría ir a alguien que algún día podría curar el cáncer, o a alguien que se case con mi hijo o que cuide de mí si necesito ayuda un día si estoy en el hospital».
Rachel Palencik, de West Chester, Pennsylvania, explicó que su leche materna acaparaba espacio en el congelador, así que intentó donarla a un banco, pero no tenía suficiente. Así que trató de venderla, algo que no repetiría.
«Muchos eran o estafadores u hombres que querían consumirla, lo que no va conmigo», comentó. Así que terminó donándola a una madre concreta, en lugar de a través de un banco.
Hay un acuerdo generalizado en el sector de los bancos de leche de que falta leche para hospitales y unidades de cuidados intensivos. La Asociación de Bancos de Leche Humana de Norteamérica, sin ánimo de lucro, estima que unas 4.000 madres utilizan sus bancos en todo el país, y que harían falta unas 60.000 para cubrir la demanda de leche de los hospitales a nivel nacional.
Hay también una opinión extendida de que es importante que la leche sea revisada exhaustivamente en busca de bacterias, fármacos y adulteraciones con leche de vaca.
Pero los puntos en común prácticamente terminan ahí.
Las organizaciones sin ánimo de lucro dicen que respetan el derecho de las madres a vender su leche porque les pertenece, pero cuestionan la motivación de ganancias de empresas como Medolac, Prolacta y el International Milk Bank, que próximamente estará en operación.
«No sé si uno desea que el mercado se vea influido. Uno desea que el mercado reciba la atención que requiere», dijo John Honaman, director general de la Asociación de Bancos de Leche Humana de Norteamérica. Indicó que le preocupa que los bancos con ánimo de lucro puedan llevarse a las donantes de los bancos de su asociación, lo que es un problema porque cree que el espíritu de altruismo debería gobernar el sector.
Las empresas con fines de lucro ofrecen a las madres la oportunidad de ganar 1 dólar por cada onza (unos 33 mililitros) de leche. (Only the Breast, un mercado con fines de lucro, puede ofrecer 2,50 dólares la onza pero no les paga directamente a las mujeres, sólo las contacta con clientes que pagan). A su vez, los hospitales pueden pagar 4 dólares la onza.
Las compañías dicen que las madres tienen derecho a ganar dinero por su leche y que el modelo puede acabar con la escasez.
Glenn Snow, cofundador de Only the Breast, está a punto de lanzar el International Milk Bank, que enlazará la red de 49.000 miembros y 65 millones de onzas de leche que contiene la red Only the Breast con el nuevo banco con fines de lucro.
«Llevaremos un suministro enorme al mercado», dijo Snow. «Vamos a salvar la vida de muchos bebés».
La competencia también se enfoca en cómo se procesa la leche, lo que es importante para reducir la contaminación. Medolac, por ejemplo, destaca que emplea un proceso de esterilización que acaba con posibles contaminantes y permite almacenar la leche a temperatura ambiente. Las organizaciones sin ánimo de lucro utilizan un método de pasteurización y después congelan la leche antes de enviarla a los hospitales, según la asociación sin fines de lucro.
Otras, como la empresa Prolacta, se especializan en manufacturar fortificantes para la leche humana, en ocasiones necesarios para mejorar los nutrientes en la leche destinada a bebés prematuros.
Michigan estudia exigir a las empresas con ánimo de lucro que cumplan los estándares de las organizaciones de caridad, y los legisladores han pedido auditorías regulares a expensas de las compañías para asegurar que siguen las normas. El proyecto de ley de Nueva Jersey no distingue entre las empresas y los grupos sin ánimo de lucro, y en cambio pide al Departamento de Salud que establezca los requisitos para las licencias.
La legislación de Nueva Jersey no detalla qué requisitos deben ser esos, pero dice que el Departamento debe crear cláusulas para determinar los requisitos del personal y los procedimientos para seleccionar y filtrar a las posibles donantes, así como estándares para la recolección, el procesado, almacenamiento, comercialización y distribución de leche materna donada. Otros estados, como Nueva York, han detallado regulaciones que rigen los requisitos de las donantes y protocolos de almacenaje y recolección, así como normas que exigen un registro de actividad. AP