Aunque las flores en la comida mexicana se consumen desde la época prehispánica, su uso como ingredientes culinarios se ha incrementado notablemente debido a sus propiedades nutricionales, sabor y versatilidad en los platillos.
De acuerdo con un estudio publicado por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), a través de su Centro de Desarrollo de Productos Bióticos de Morelos, en México existen al menos 55 variedades de esas flores y en el mundo 70, las cuales pueden usarse en la comida y son bajas en calorías, pues 80 por ciento de su composición es agua.
Además de que contribuyen a mejorar la estética de los alimentos, el consumo de flores o florifagia se ha retomado debido a que aportan vitaminas A, C, riboflavina, niacina y minerales como calcio, fósforo, hierro y potasio, por lo que son beneficiosas para la salud.
El documento “Contenido nutricional, propiedades funcionales y conservación de flores comestibles” señala que se puede comer parte o toda la estructura de las flores aplicando diferentes técnicas de cocción.
Las flores comestibles más comunes en México son la flor de jamaica, de calabaza, la lavanda, buganvilia, rosa, geranio, dalia, borraja, mastuerzo, clavelina, malva, manzanilla, diente de león y el cempasúchil.
Además de servir en la decoración de los platillos, éstas se pueden mezclar en ensaladas, en la elaboración de puré de bulbos de dalia, en atole de cempasúchil o sirope floral para endulzar bebidas.
El uso más común de las flores comestibles son las ensaladas, pero también se pueden usar en guisos con carnes blancas, rojas, pastas, arroces, salsas, postres y bebidas, ya que su combinación con otros alimentos aporta sabor y aroma agradables al paladar.
La directora de Huerto Romita, una comunidad de agricultura urbana, Aída Real, refirió que el consumo de algunas flores, como las pertenecientes al género Allium, fortalecen el sistema inmunológico.
“Estas plantas de origen euroasiático que consumimos regularmente en forma de bulbos, como las cebollas, los ajos, los echalotes o los tallos del cebollín y del poro ofrecen esos beneficios, además de que su sabor es muy intenso», explicó en un comunicado.
La especialista advirtió que no todas las variedades de flores se utilizan como ingredientes culinarios, además, quien desee consumirlas debe asegurarse de que estén libres de pesticidas, herbicidas, fungicidas y fertilizantes tóxicos.
El estudio del IPN indica que algunas plantas son venenosas cuando se mastican o degluten, causan alergias o lesiones cutáneas, mientras que otras son nocivas en algunas épocas del año, por lo que es necesario informarse si realmente son comestibles.
Explicó que en los hogares se pueden cultivar algunas variedades de flores comestibles, “se debe contar con macetas, tierra, abono y semillas de origen agroecológico”.
La experta invitó a la población a participar en el taller «Flores Comestibles», que se impartirá en la Expo Casa y Jardín 2014, del 28 al 30 de noviembre, en el Pepsi Center de la ciudad de México.