Los colegios secundarios deberían retrasar el horario de entrada por lo menos a las 8.30 de la mañana por el bienestar y la salud de los estudiantes, recomendó una organización estadounidense de pediatras.
La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por su nombre en inglés) publica en Pediatrics que existe evidencia de que, en lugar de las 7.30 u 8.00 de la mañana, ingresar a la escuela un poco más tarde mejora la calidad de vida de los alumnos por sus beneficios físicos, mentales y académicos.
«Queremos, por lo menos, iniciar el debate en la comunidad», dijo la doctora Judith Owens, especialista en medicina del sueño del Sistema Nacional de Salud Infantil de la Ciudad de Washington. «Esperamos que, como resultado, adquiera más importancia la salud del sueño».
Owens, quien dirigió al Grupo de Trabajo en Sueño Adolescente, el Consejo de Salud Escolar y la Comisión de Adolescencia de la AAP para redactar las nuevas recomendaciones, agregó: «Sabemos que cambiar el horario de ingreso escolar es un desafío para muchas comunidades y que existen aspectos políticos, logísticos y económicos asociados, pero es algo que pueden hacer para lograr un efecto significativo en la salud de sus poblaciones».
En otro artículo publicado con las guías, el equipo de Owens explica que dormir mal aumenta el riesgo de desarrollar depresión, ansiedad y obesidad o de tener accidentes vehiculares. «Acumulamos la evidencia que demuestra que la pérdida crónica de horas de sueño afecta significativamente la salud y el rendimiento», dijo.
La biología del sueño cambia con la pubertad. Owens aclaró que los adolescentes no pueden dormirse antes de las 11 de la noche, aunque no varía la necesidad de dormir 8 o 9 horas.
Los pediatras argumentan que retrasar el horario de ingreso al colegio aumenta las tasas de graduación y asistencia, reduce la somnolencia en clase y mejora las calificaciones.
Owens aclaró que no existe evidencia de que la medida haga que los alumnos se acuesten a dormir más tarde. De hecho, en una escuela que retrasó el horario de entrada, los alumnos dormían 50 minutos más porque se acostaban más temprano. «Más es mejor, pero aun una variación pequeña tiene efectos muy, muy positivos», aseguró.
La AAP también recomienda que los pediatras eduquen a los adolescentes y a sus padres sobre el sueño saludable. Los enfermeros y los médicos escolares deberían informarse sobre el sueño de los estudiantes, mientras que la AAP y otras organizaciones deberían desarrollar herramientas educativas.
Las escuelas deberían tener en cuenta el tiempo de viaje al ajustar el horario de inicio de las clases. «Esperamos que estas guías lleguen a las comunidades y los distritos escolares las consideren», dijo Owens.
Para el doctor Umakanth Khatwa, director de los Laboratorios del Sueño del Centro de Trastornos Pediátricos del Sueño del Hospital de Niños de Boston, la recomendación de modificar el horario de inicio escolar es positiva, pero también hay que mejorar las conductas del sueño en los alumnos.
«Definitivamente, los ayudará a dormir más, pero si ellos no mejoran la higiene del sueño, pronto vamos a estar hablando de (ir a la escuela a) las 10 de la mañana», sostuvo Khatwa.
FUENTE: Pediatrics, online 25 de agosto del 2014.