Claudia Horcacitas, viajó de Ciudad Juárez, México a El Paso, Texas para que su bebé naciera en Estados Unidos. Algunas amigas mexicanas le recomendaron esta alternativa y asegura no arrepentirse de haber traído a su primogénito al otro lado de la frontera, sin tener un seguro médico en el país.
“Me controlé en México y luego me fui a dar a luz allá. Tuve que pagar un adelanto del parto, aunque el médico no me lo pedía. Mi estancia en el país era limitada para poder informar en inmigración. Me impresionó la tecnología que tienen en la clínica, me indujeron el parto y el niño venía con el cordón umbilical enredado, pero yo me sentía segura con el doctor”, comenta Horcacitas.
Como cualquier inmigrante, Horcacitas decidió emprender este corto viaje en búsqueda de un futuro pleno de oportunidades para su hijo. Como ella, muchas mujeres llegan a Estados Unidos a dar a luz para que sus hijos tengan la nacionalidad estadounidense. El objetivo: que ellos puedan gozar de los beneficios que por ley toda persona que nace en el país tiene.
El turismo de partos, como se le conoce en el país, ha despertado el interés de muchas mujeres alrededor del mundo que vienen en las últimas semanas de gestación para dar a luz. Luego retornan a sus países de origen a criar a sus hijos, con la intención de que cuando sean mayores ellos puedan regresar a Estados Unidos, por ejemplo a estudiar en la universidad con los beneficios que implica ser ciudadano estadounidense.
Los ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes en el país pueden optar por ayuda federal, como préstamos, o reducción de los precios de las matrículas en las universidades. Por ejemplo, en la Universidad Internacional de la Florida cada crédito para una carrera de licenciatura cuesta más de 200 dólares, mientras que para un no residente del estado es de más de 600 dólares.
Según cifras del Centro Nacional de Estadísticas para la Salud, ha habido un incremento en la cifra de mujeres no residentes que dieron a luz en Estados Unidos. En el año 2000 de los más de 4 millones de nacimientos en el país, 5.009 eran de mujeres que residían fuera del país y para el año 2010 la cifra aumentó a 7.719.
Las embarazadas que deciden dar a luz en Estados Unidos, por lo general contactan a clínicas en el país que ofrecen este servicio, el cual incluye el parto o la cesárea, un par de consultas antes y después del alumbramiento y la orientación para que el recién nacido obtenga, a la brevedad, la partida de nacimiento y el pasaporte americano para que retorne al país de sus padres.
Las pacientes compran un paquete que pagan antes de viajar al país, que además muestran como constancia a los servicios de inmigración cuando entran, explica Rodolfo Gámez, vocero de la clínica Doctores para ti, en El Paso, Texas. “La gente cree que es ilegal, pero es completamente legal. Las personas pueden comprobar que tienen solvencia económica para pagar este parto, esta es la mejor manera de entrar al país”, señala Gámez.
Legalmente no hay inconvenientes que veten esta práctica, a menos que la persona no pague la cuenta del hospital, sería un delito.
Los paquetes varían, si es un parto natural el costo es de 5410 dólares y si es cesárea es de 6835 dólares, especifica Gámez. Lo que incluye todas las consultas necesarias previas al parto una vez que llegue esas semanas antes, una consulta posterior, la aplicación de la anestesia y la consulta de pediatría.
Según esta clínica la mayoría de las mujeres vienen de Mexico (41%), y le siguen Venezuela (22%), Nigeria (16%) e Irlanda (6%). Asimismo, en menor proporcion acuden embarazadas de Republica Dominicana, Emiratos Arabes Unidos, Colombia, Chile, Sur África, Mauricio, Líbano y Egipto.
Sin riesgos para la salud
Se puede pensar que es riesgoso viajar por avión en las últimas semanas de gestación. Sin embargo, el ginecobstetra Carlos García descarta complicaciones de salud, para ello recomienda a sus pacientes que se trasladen a su clínica en Miami a las 32 semanas de embarazo.
Algunas aerolíneas expresan que está permitido viajar, pero solicitan un certificado médico. Por ejemplo American Airlines establece que para vuelos internacionales no es recomendable hacerlo un mes antes del parto, aunque sí lo aceptan luego de practicarse un examen obstétrico 48 horas antes del viaje.
Igualmente, una vez que nace el bebé, no hay riesgos, puesto que a la segunda semana la madre y el recién nacido ya pueden viajar, comenta el Dr. García.
Para Theda Acha, periodista y fotógrafa mexicana una de las ventajas de tener a su primer bebé en Estados Unidos es que en el país se cuenta con la última tecnología y especialistas que le brindan la confianza de que no tendría complicaciones médicas. Llegó a Miami en febrero, dos meses antes de su alumbramiento.
A pesar de que ella y su esposo Paco, de nacionalidad española, viven en un barco desde donde han recorrido varios países de Europa y el Caribe, inicialmente no pensaron en Estados Unidos por las ventajas de la ciudadanía, más por la facilidad de llegar al país en búsqueda de atención, sin embargo ahora es un agregado adicional.
“El embarazo nos tomó por sorpresa y venir para acá era más por comodidad y por una mejor atención que la que podía recibir en las islas caribeñas y no quería poner en riesgo al bebé. Es una ventaja tener otras nacionalidades”, comentó desde su barco atracado en Fort Lauderdale, Florida.
Existen páginas web que ofrecen este servicio en chino como asiamchild.com. En Los Angeles la comunidad asiática, especialmente china es la más recurrente a tomar esta opción. Allí se ofrecen estadías y residencias para las embarazadas que se quedarán por semanas.
Aunque no hay ninguna ley que impida que se pueda hacer esta práctica, algunas personas opinan estar en desacuerdo.
Para la mayoría de las personas el bienestar de los hijos es una prioridad que no permite límites. Para Horcacitas, quien disfruta de ser madre primeriza de Marcel, de resultar embarazada nuevamente volvería a parir en Estados Unidos. “Vale la pena al máximo, es algo que si la gente lo pudiera hacer no dudaría en convencerlo”, comentó.