Soy una madre de la Generación X que trabaja fuera de casa, y siempre sentí fuertemente que las mujeres que tienen la elección de trabajar o quedarse en casa después de tener un hijo deben sentirse completamente cómodas con cualquier decisión.
Si una madre escoge trabajar, sus hijos estarán bien siempre y cuando haya una buena situación de cuidado de niños. Ya conoces el mantra “madre feliz (que quiere trabajar), bebé feliz”.
Con base en ese pensamiento, tengo que decir que estuve bastante sorprendida cuando leí uno de los principales resultados de un nuevo reporte de Working Mother Media, en el que se examinaban las actitudes de los millennial (nacidos entre 1981 y 2000), los de la Generación X (nacidos entre 1965 y 1980) y los baby boomer (nacidos entre 1946 y 1964).
Los millennial tuvieron un mayor resultado, sobre los de la Generación X y los baby boomer, cuando se les preguntó si creían que un padre debía quedarse en casa para cuidar de los niños: el 60% de los millennial dijo sí, contra 55% de los baby boomer y el 50% de los de la Generación X.
Jennifer Owens, directora editorial de Working Mother Media, dice que no. Señala algo más que los millennial dijeron en la encuesta de más de 2,000 madres y padres: que ambos padres deben contribuir significativamente al ingreso familiar, que las madres y los padres deben compartir igualmente en las actividades diarias del hogar y que una madre que trabaja fuera de la casa establece un ejemplo positivo para los hijos.
«Creo que muchos hombres y mujeres quieren… la capacidad de entrar y salir de sus carreras y no ser estigmatizados por eso, y creo que losmillennial también dicen esto”, dijo Owens, quien señala que la mayoría de los millennial actualmente tienen hijos que son más jóvenes que los de la Generación X y los baby boomer.
“Muchos hombres y mujeres quieren quedarse en casa con ese pequeño en los primeros años”, añadió. Dicen “alguien debe estar en casa con ese pequeño bebé, pero quieren una carrera”.
En conversaciones con madres millennial en todo el país, me impresionó cuánto creen que la decisión de trabajar o quedarse en casa es personal en lugar de política, cuántas se quedarían en casa si pudieran y cómo parecen no sentir las presiones del feminismo para tomar sus decisiones. Trazan su propio curso.
Aliah Davis-McHenry, de 33 años, presidente y directora ejecutiva de su propia empresa de relaciones públicas, tiene dos hijos, de ocho y 11 años. Lo ha hecho todo: se ha quedado en casa cuando los niños eran pequeños, trabajó medio tiempo y consultó durante sus años de preescolar y ahora trabaja de tiempo completo desde casa, lo que significa que puede estar allí cuando sus hijos bajan del autobús de la escuela.
“Siento que es una decisión muy personal”, dijo Davis-McHenry. “En un mundo perfecto, con todas estas variables alineadas, ¿quién no quisiera estar en casa todos los días?… Pero ese no es el mundo en el que vivimos”.
Miriam Lane, de 25 años, quien trabaja en ventas para una estación de televisión en Huntsville, Alabama, Estados Unidos, dice que ella o su esposo probablemente podrían quedarse en casa con su hija de dos años, pero eso no apoyaría el tipo de estilo de vida que quieren para su familia.
«Creo que es genial si un padre puede quedarse en casa”, dijo Lane, “pero hay muchas situaciones en las que simplemente no es factible poder hacer eso. Conozco específicamente que en nuestra situación, tenemos que tener a ambos padres trabajando para poder costear más allá de nuestras necesidades básicas”.
Los sentimientos de Christine Esposito son influidos por su propia madre, que no trabajó. “Siempre tuve la imagen de mí como ella y quedándome en casa”, dijo Esposito, de 30 años, quien trabaja en el campo del aprendizaje electrónico en Lawrenceville, Nueva Jersey, Estados Unidos, y quien tiene una hija de dos años.
«Pero realmente siento que las cosas cambiaron mucho”, añadió. “No quiero quedarme en casa y nunca poder salir a cenar y nunca poder ir de vacaciones”.
Para Patricia Downs, una madre de 31 años con un hijo de dos años en la guardería, la cuestión es clara: cree que un padre debe quedarse en casa con el hijo, y desea que pudiera ser ella.
“Creo que es lo mejor para mi hijo”, dijo Downs, ejecutiva de cuenta en la industria de los cosméticos en Stony Point, Nueva York. “Siento que me pierdo tiempo conmigo misma, con mi esposo…. Hay veces en que necesita a mamá, y simplemente no puedo ir”.
Me pregunté si los puntos de vista de los millennial en esta cuestión de si un padre debe quedarse en casa con los hijos fueron influidos por su propia educación cuando eran niños de los padres de la Generación X de dobles ingresos y los baby boomer o las experiencias de personas que conocen.
Meghan Lodge de 24 años, cuya hija apenas tiene ocho semanas, dijo que sus puntos de vista definitivamente fueron formados un poco por la niñez de algunos de sus amigos.
«Tengo algunos amigos mayores que… tenían que quedarse en la guardería, o tenían que regresarse a casa por sí mismos” cuando eran mayores, dijo Lodge. La mujer de Thomasville, Georgia, Estados Unidos, cree que un padre debe quedarse en casa con el hijo si pueden costearlo. “Quiero decir, resultaron bien, pero siempre hablaban sobre cuánto deseaban pasar más tiempo con sus padres”.
Más allá de la pregunta de trabajar versus quedarse en casa como padres, los millennial nos dijeron algo más en esta encuesta: que eran mucho más felices que las generaciones anteriores (PDF).
Reportaron más satisfacción con sus trabajos, sus finanzas familiares y su relación con sus parejas en comparación con los de la Generación X o los baby boomer.
«Creo que estamos más motivados hacia lograr satisfacción y equilibrio”, dijo Davis-McHenry. «No creo que se trate solo de ganar dinero.
Creo que se trata más de cumplimiento: sentir como si hiciéramos una diferencia y asegurarnos que todo desde el hogar hasta el trabajo, esas necesidades sean satisfechas, y creo que eso nos hace más felices”.
Muchas madres millennial dicen que están agradecidas con las mujeres que estuvieron antes que ellas, las de la Generación X y las baby boomer, quienes rompieron las barreras, lo que les permite tomar las decisiones que quieren tomar para sus vidas. Pero al mismo tiempo, no parecen sentir ninguna de las presiones de cumplir con las expectativas de cualquiera más que las suyas.
«Hacemos cosas más de acuerdo con lo que vemos conveniente para nuestra familia, lo que es mejor para la familia, en lugar de lo que otras personas creen”, dijo Lodge.
Owens, de Working Mother, cree que este optimismo en la parte de losmillennial tiene implicaciones definitivas para el trabajo.
«Van a demandar más. Ya plantean preguntas sobre estar todo el tiempo en (la vida laboral)”, dijo Owens, quien es parte de la Generación X. “Piden flexibilidad como algo ya establecido, y ¿sabes qué? Ni siquiera la piden. Solo la esperan. Y amén por eso”.
Desde esta también integrante de la Generación X, ¡amén!