Trabajar como empleada, profesional o empresaria implica desarrollar una serie de habilidades interpersonales, entre las cuales la capacidad de comunicarte es fundamental. Se llama comunicación efectiva a aquel proceso de transmisión de información que se produce entre dos o más personas, donde un emisor busca lograr un objetivo y obtiene el resultado deseado.
La comunicación, en todo
En tu trabajo pueden pasar diversas situaciones que requieren de tu capacidad para comunicarte eficazmente. Por ejemplo:
* Ejerces el liderazgo de un grupo de personas y necesitas comunicar los objetivos a alcanzar.
* Eres empleada y precisas comunicar a tu jefe y compañeros lo que piensas y sientes respecto a determinada situación laboral.
* Eres profesional autónoma y deseas comunicar a tus clientes las pautas de tu servicio, dentro de las cuales se encuentran tus honorarios.
* Eres parte de un equipo de trabajo y necesitas comunicar tus ideas de una manera clara, agradable y adecuada, con el fin de ser escuchada y tomada en cuenta.
Los errores más comunes
La realidad muestra que miles de mujeres manifiestan dificultades para comunicarse eficazmente e incurren en errores en su forma de expresarse y escuchar. La comunicación tóxica es aquella generada entre dos o más partes, que genera conflictos, tensiones, peleas, discusiones y falta de resultados esperables en el trabajo. Cuando en un equipo, oficina o empresa impera la comunicación tóxica, se produce una disminución importante en el rendimiento laboral, la productividad y la satisfacción de las personas que trabajan.
La comunicación tóxica laboral se produce cuando incurrimos en los siguientes errores comunicacionales:
1 – Compulsión a interrumpir. Cuando tenemos dificultades para escuchar al otro, podemos incurrir en el error de interrumpir la expresión de ideas, opiniones o puntos de vista. El resultado de esto será la irritación, el enojo y la molestia en nuestros empleados, colegas o clientes, lo que perjudica notablemente nuestra actividad comercial.
2 – Falta de interés interpersonal. Muchas de las relaciones laborales eficientes y productivas están basadas en la capacidad de escuchar e interesarnos por los demás. Cuando no manifestamos interés en querer conocer a nuestros colegas, jefes o empleados y nos encerramos en nuestro mundo podemos generar una atmósfera de apatía, desinterés y rechazo que nos juegue en contra. Las personas, en su mayoría, prefieren trabajar con aquellas que se muestran receptivas y deseosas de escuchar y conocer respetuosamente a otros.
3 – Minimizar al otro. Una tendencia comunicacional tóxica es aquella en la que minimizamos los sentimientos y opiniones de otros. Cuando tendemos a rebajar o quitar importancia a sentimientos que nos pueden manifestar dentro del trabajo podemos crear un ambiente cargado de rabia, resentimiento e injusticia. Aquellos jefes que minimizan a sus empleados están generando potenciales conflictos productivos y legales que atentan significativamente contra su empresa y actividad comercial.
4 – Síndrome del consejero vitalicio. No existe nada más molesto dentro de una empresa que aquellas personas que se colocan en una postura rígida de consultores sabios y nos dan consejos sin escuchar realmente lo que precisamos. Los consejeros vitalicios son aquellos que brindan consejos que no son solicitados, manifestando dificultades para escuchar e intercambiar opiniones. Sus resultados a menudo son negativos, ya que la gente los percibe arrogantes, rígidos y poco abiertos a bajarse de su pedestal.
5 – Síndrome del juez intachable. Consiste en juzgar a las personas, empleados o clientes cada vez que nos comparten algo íntimo o personal. Las personas que incurren en este error, suelen ser evitadas, rechazadas o despedidas ya que obstaculizan ambientes laborales de confianza, cooperación e intercambio.
6 – Evitar conflictos. Cuando tememos expresar lo que pensamos, sentimos o queremos lograr dentro del trabajo, por miedo a disgustar, enojar o ser castigados por otros nos exponemos a padecer posibles trastornos psicosomáticos. Por otra parte, estamos quitando a otros la oportunidad que se beneficien de nuestras opiniones, ideas y pensamientos.
¿Cometes algunos de estos errores comunicacionales dentro de tu trabajo? ¿Qué resultados obtienes? Quizás no los cometas, pero los estás padeciendo de otros hacia tu persona. Reconocer estos errores en nuestra forma de comunicarnos es el primer paso para desactivar relaciones laborales tóxicas y, por ende, experimentar bienestar, potencia y logros económicos.
Por Pablo Nachtigall, psicólogo clínico y autor del libro «Bendito Dinero». Para más información ingresá a su sitio web.