Antes de que empieces a leer, una pregunta: ¿dónde está tu mente ahora mismo? ¿Qué te preocupa en este preciso momento? Lo cierto es que siempre tenemos algo que nos ronda la cabeza.
Pueden ser asuntos importantes o pequeñas cosas sin importancia, experiencias que ya han tenido lugar o expectativas sobre lo que está por venir, pero siempre están ahí. Y sean de la naturaleza que sean, sólo viven en nuestra mente. Porque el pasado ya no es y el futuro aún no es. Así que el único momento que existe realmente es ahora, el único espacio para poder ser felices es el presente. Y nos dedicamos a desperdiciarlo sistemáticamente, enfrascándonos en recuerdos dolorosos y futuras congojas. Sin darnos cuenta de que la vida, todavía hoy, sigue siendo demasiado breve.
En el momento de nuestro nacimiento se pone en marcha un reloj que no sabemos cuándo, inevitablemente, se parará. La vida nos trae penas y alegrías, desierto y oasis, y con ellos vamos llenando de experiencias y sensaciones nuestra mochila vital. A cada instante, podemos echar un vistazo al camino recorrido y hacer balance de lo vivido. Y también podemos mirar hacia adelante e imaginar cómo puede llegar a ser ese camino que, medio oculto entre brumas, aún nos queda por recorrer. Es tan fácil perderse entre el dolor del pasado y la ansiedad por el futuro que, a menudo, olvidamos algo crucial: que hoy sí estamos en camino, que nuestros pies están ahora en contacto con el suelo y que en ningún lugar
Ayer es pasado, mañana no hay certezas. Vive hoy”, León Battista Alberti
Vivir en cualquier lugar excepto en el ahora es una fuente segura de malestar e insatisfacción. Cuando el pasado nos mantiene en vilo, probablemente haya rencores enquistados, renuncias imperdonables o melancolía por lo que puedo haber sido y no fue. La única manera de cerrar las heridas del pasado y soltar lastre es aplicar el bálsamo del perdón y la aceptación: las cosas fueron como fueron, las personas hicieron lo mejor que supieron hacer y de todo ello seguro que podemos aprender algo sumamente valioso que nos ayudará a seguir adelante. Y si vivir rememorando constantemente el pasado nos lastra, vivir temiendo o esperando lo que el futuro nos pueda traer nos aterra y nos desespera. Es fácil hacerse una idea sobre la ansiedad que embarga a quien imagina lo peor para su futuro, aunque en realidad tales horrores sólo existan en su mente. Pero es que vivir centrándonos en el futuro nos depara una trampa aún más peligrosa: la de esperar a algo para empezar a vivir, la de sentir el presente como un mero “mientras tanto”.
¿Quién no se ha dicho alguna vez que será feliz “cuando tenga pareja”, “cuando adelgace” o “cuando trabaje de lo mío”? Solemos pensar que nuestra verdadera vida comenzará en algún momento futuro. Imaginamos que, tras haber conseguido todo aquello que creemos necesitar, encontraremos por fin la calma y la tan ansiada felicidad. El ahora se convierte así en un puro trámite y no dudamos en postergar nuestro disfrute de la vida, condenándonos a la angustia y la insatisfacción. Un presente sin sentido es un presente sin esperanza.
El hoy fugaz es tenue y es eterno. Otro Cielo no esperes, ni otro Infierno”, Jorge Luis Borges
¿Y no hay nada que podamos hacer al respecto? Aunque requiere algo de coraje, sí que lo hay: imagina todo aquello que harías “cuando…” y hazlo ahora. Ahí van cinco claves para dejar de planear sobre el pasado y el futuro y aterrizar en el ahora:
Cierra el libro del pasado y suelta el lastre que te pesa
Acepta que las cosas son como son y no como tú quisieras que fueran
Cambia el “preocuparte por todo” por el “ocuparte de lo que puedas”
Presta máxima atención a tu cuerpo y a tus sentidos
Elige cada día una actividad rutinaria y realízala con atención plena, como si se tratara de un momento muy especial
Cuando nuestra vida de hoy deja de ser un “mientras tanto” y adquiere sentido por ella misma, el presente se llena de color y vitalidad. En el momento en que aceptas y valoras que tu ahora es lo que es y te dispones a vivirlo en toda su plenitud, empiezas a construir un futuro de calma y esperanza. La vida nos revela toda su abundancia cuando nos conectamos con el viaje que nos propone a cada instante, así que ¡feliz vuelo!
Y tú, ¿te pierdes el presente reviviendo el pasado o temiendo el futuro? ¿Tienes la sensación de que tu vida aún está por comenzar? ¿Eres consciente de que la vida es breve y tú tienes la enorme suerte de estar viva?
Un abrazo bien fuerte,