El sol es imprescindible para la vida, y en el ser humano es necesario para la síntesis de la vitamina D, favorece la circulación sanguínea y mejora algunas enfermedades de la piel.
Sin embargo, deben sopesarse muy bien estos efectos positivos, con los potenciales efectos negativos producidos por la exposición intensa (quemaduras de la piel y lesiones oculares) o por la exposición crónica (envejecimiento, manchas y lesiones cutáneas y el cáncer de piel). Son especialmente nocivas las exposiciones sin protección en las edades infantiles y jóvenes, claramente relacionadas con el riesgo de aparición del melanoma (cáncer de piel).
Para protegerse de estos efectos perjudiciales, la piel del ser humano cuenta con la producción de melanina, una sustancia que impide que las radiaciones solares más perjudiciales penetren en la piel. La melanina es la que da el color a la piel y su producción se estimula por el efecto del sol o por productos químicos.
La cantidad de células que producen esta sustancia varía según los tipos de piel. Es máxima en las personas de raza negra, y mínima en las de raza blanca, y dentro de ellas, las pieles más claras son las más sensibles al efecto del sol.
Además del tipo de radiación, es necesario conocer los factores que influyen en la acción del sol sobre la piel.
¿Como podemos solucionar ese problema?
Clasificación de los FPS:
ALTO
15-20-25
MUY ALTO
30-40-50
Ultra
50+ 100
Una recomendación extra y muy efectiva es hidratarnos bien con agua pura y comer frutas y verduras de color amarillo, naranja y rojo. Este tipo de alimentos contienen antioxidante que protegen las células epiteliales del daño de los radicales libre que se producen por la exposición a los factores lumínicos y además mejoran la calidad de melanina que protege nuestra piel.
Si necesitas mas información sobre cual seria el protector adecuado para tu tipo de piel, consulta con un profesional en cosmetología.