Un nuevo año acaba de nacer. Y a pesar de que con él afloran 365 nuevas oportunidades, miro a mi alrededor y lo que más abunda es la insatisfacción. La crisis que nos ha tocado vivir no es sólo económica, es una auténtica crisis de esperanza, incluso para aquellas personas que no han perdido su trabajo o su casa. La negatividad se extiende como una epidemia y en este entorno encontrar sentido a la propia vida resulta a veces una ardua tarea.
¿Cómo reunir entonces la energía necesaria para levantarse cada mañana si no hay ninguna esperanza? Viktor Frankl, el creador de la logoterapia, lanzaba a los pacientes que llegaban llenos de negatividad a su consulta una pregunta tan dura como importante, puede que hasta necesaria: ¿Y usted por qué no se suicida? Tras la lógica sorpresa inicial, los pacientes comenzaban a desgranar sus grandes y pequeñas ilusiones, y acababan por darse cuenta de que, en realidad, sus vidas sí que tenían un sentido. Y por supuesto el sentido y la alegría de vivir no dependen tanto de las circunstancias externas como de la interpretación que hacemos de nuestras experiencias cotidianas. Nuestra propia armonía interna como mujeres es el único y verdadero antídoto contra la apatía.
No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades externas y a las limitaciones internas como la consciencia de tener una tarea en la vida”, Viktor Frankl
Tener ganas de vivir es un reto a la vez más fácil y más difícil de lo que parece. Más fácil porque, al depender de cada una, está al alcance de todas nosotras. Y más difícil porque requiere de una disciplina y una perseverancia que no todas las mujeres están dispuestas a practicar. La satisfacción vital no surge de la nada, no es fortuita. En realidad, es el resultado de un cambio drástico de actitud sobre lo que es importante y lo que no lo es. Es la disposición vital para entregarse a un objetivo. Es aceptar diariamente el reto de crear sentido. Las mujeres que sienten que sus vidas tienen significado suelen disponer de una meta que las desafía lo suficiente como para implicar todas sus energías, una meta que da sentido a su existencia y que puede dar trascendencia a sus vidas. Han hallado el motivo para levantarse cada mañana y seguir dando cada día lo mejor de ellas mismas.
¿Y es suficiente con encontrar un propósito? Ciertamente no. Además hay que tener el valor suficiente para llevarlo al terreno práctico y enfrentarse a los desafíos que plantea. Es necesario pasar del pensamiento a la acción, sin miedo porque, de hecho, lo que cuenta no es tanto si logras lo que te has propuesto como el ser consciente de que empleas tu esfuerzo en alcanzar una meta que es importante para ti. La serenidad y la fortaleza interior surgen cuando dejas de malgastar tu energía en dudar, lamentar o culpabilizar. Cuando sabes cuáles son tus deseos y estás dispuesta a trabajar para lograrlos. Cuando tus sentimientos, tus pensamientos y tus acciones son congruentes entre sí. Cuando propósito y resolución van de la mano el miedo desaparece, y entonces vivir cada momento está lleno de sentido.
Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”, Friedrich Nietzsche
Y te estarás preguntando, ¿cómo recuperar tu capacidad para apasionarte por la vida? La ilusión es como un músculo: si no se utiliza, acaba atrofiándose. Para romper la inercia de la apatía y el desánimo y reactivar tu pasión por la vida hay cinco claves que debes tener muy en cuenta:
Convierte la queja en acción: las lamentaciones te mantienen entretenida, pero no te llevan absolutamente a ninguna parte. Deja de culpar a los demás y toma la responsabilidad que te toca en tu propia vida. Utiliza esa energía que despilfarras maldiciendo tu suerte en crear la vida que quieres para ti
Ama todo aquello que hagas: solemos perdernos las pequeñas felicidades esperando la gran felicidad. En realidad, cualquier pequeña cosa que hagas es una oportunidad para cultivar tu entusiasmo, si la afrontas con espíritu de superación y te esfuerzas por encontrar su dimensión lúdica. Deja de perderte las pequeñas alegrías de la vida, contagia y déjate contagiar por las emociones más positivas
Aspira a lo difícil: si sólo te planteas objetivos que están por debajo de tus capacidades, temiendo “no dar la talla”, acabarás por matar tu motivación y dañar tu autoestima. Como escribió Cecelia Ahern en su libro “Posdata: te amo”, apunta a la luna pues, aunque te equivoques, irás a parar a las estrellas
Disfruta del camino: una vez que hayas decidido a dónde quieres llegar, no te estreses con el qué y lánzate a disfrutar del cómo. Te propongas el objetivo que te propongas, deja de sufrir constantemente por el resultado y abraza con diversión cada aprendizaje. Acepta el reto de vivir con placer y pasión el proceso
Atrévete a probar nuevos caminos: el hecho de cambiar tu forma de hacer las cosas puede darte ese punto de motivación que te ha estado faltando. Todo aquello que aporte novedad a tu día a día es un aliento para tu entusiasmo
En definitiva, disfrutar de la alegría de vivir requiere salir de nuestra zona de confort, exponernos a nuevas influencias e inspiraciones. Si 
estás en un momento vital en que tu pasión por la vida se ha extinguido, en que te resulta difícil encontrar sentido, conviene que mires con calma y honestidad en tu interior. Es posible que ya tengas un propósito claro en tu vida y sólo te haga falta descubrirlo y ponerte a trabajar con decisión en él. Aunque también puede ser que por más que reflexiones no lo encuentres; en tal caso, plantéate seriamente la posibilidad de recorrer una ruta que no hayas seguido nunca. Quizás justamente allí te aguarda una misión que va a llenar de sentido cada uno de tus días.
Y tú, ¿tienes problemas para encontrar sentido a tu vida? ¿Crees que tu vida depende de cosas que tú no puedes controlar? ¿Eres consciente de que tu vida sí tiene un sentido y que sólo debes encontrarlo?
Un abrazo bien fuerte,
Maika
