Victor Hugo Manzanilla | AFmedios
Poder diferenciar a un buen vendedor de un mal vendedor es sencillo. Basta con observarlo por unas cuantas horas y puedes detectar errores en su presencia, postura, lenguaje no verbal, estrategia, discurso, técnica, etc.
Con un poco de entrenamiento y compromiso por parte del individuo puede pasar de ser un mal vendedor a uno bueno.
El problema es diferenciar a un buen vendedor de uno estrella. Eso sí es difícil.
Lisa McLeod, una experta en las ventas con amplia experiencia en el área, desde manejar el departamento de ventas de Procter & Gamble, luego ser vice-presidente de McGraw Hill y más tarde publicar el Best Seller “Vendiendo con un Propósito Noble” logró detectar el secreto que diferencia los buenos vendedores de los estrella.
Tratando de descubrir el secreto decidió acompañar a un gran número de vendedores estrella en sus días normales de trabajo y observarlos detenidamente para detectar factores en común.
Luego de varios días no había detectado nada especial. Por supuesto que sus ventas eran magníficas, pero la técnica, el discurso, la apariencia, etc. no eran nada diferente al grupo de los vendedores “buenos”.
Determinada en descubrir la diferencia decidió entrevistarlos uno a uno y logró descubrir un factor en común totalmente inesperado.
En una de sus entrevistas conversó con una mujer que trabajaba para un famoso laboratorio promocionando medicinas con resultados de ventas estelares. En la conversación la mujer le cuenta la siguiente historia:
“Estaba sentada esperando conversar con el Doctor para promocionarle una medicina. Una señora ya mayor de edad logró detectar el logo del laboratorio en una de mis carpetas y se acercó a preguntarme si yo trabajaba en la compañía que había hecho la medicina X.
Yo le dije que sí.
Inmediatamente la mujer con ojos lagrimosos me dio las gracias. Me dijo que esa medicina había permitido que tuviera una vida casi normal. Podía caminar y jugar con sus nietos otra vez.
Gracias por ser un milagro para mi vida – me dijo.
Ese día mi trabajo cambió para siempre. Yo ya no promocionaba medicinas, yo cambiaba vidas, yo le regalaba vida a las personas que ya la habían perdido”
Este era el secreto de sus ventas. Ella se había convertido en una vendedora con propósito.
Lisa continuó entrevistando vendedores estrella por varios días y le impactó que cada uno sin excepción tenía una historia con propósito.
No eran vendedores de seguros, eran personas protegiendo el futuro de tus seres queridos en caso de que algo malo te sucediera. No eran vendedores de multinivel, eran individuos comprometidos en ayudarte a conseguir la libertad financiera. No eran vendedores de productos de belleza, eran personas decididas a demostrarte que sí puedes verte bella, otra vez.
La lista era interminable, pero con algo en común… eran vendedores con propósito. Eran personas convencidas (no manipulados por un slogan barato) de que estaban haciéndole un bien al mundo.
Como todos somos vendedores (no importa el área en que te desenvuelvas, siempre estamos vendiendo ideas, visiones, productos, servicios, etc.) quise contarte esta historia para preguntarte:
¿Lo que haces hoy tiene propósito? ¿Sientes que tu trabajo, tu negocio o tu ocupación están bendiciendo al mundo? ¿Eres un vendedor con propósito?
Si tu respuesta es afirmativa felicitaciones. Si es negativa necesitas conseguirle el propósito a lo que haces hoy o hacer algo diferente…
Nunca es tarde para comenzar una vida con propósito.
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