Tere Monroy de Bretón | AFmedios
Hace unos días llegué de mi viaje de luna de miel por mi 40º aniversario de matrimonio.
Cuarenta años de mi vida caminando al lado de mi pareja….Alguien me preguntó la fórmula…
¿Acaso construir el amor en pareja puede ser una fórmula?
Mi pregunta al escribir el día de hoy es:
¿Qué puedo compartirles sobre la construcción del amor en pareja?, Si vivir en pareja es tan subjetivo y tan personal…
Hombre y mujer somos TOTALMENTE DIFERENTES. Nuestro cuerpo es idéntico pero al revés, lo que a ellos les sobra a nosotras nos falta y viceversa.
Procesamos con el hemisferio cerebral contrario al de ellos, nuestro lenguaje entonces es incomprensible para ambos: ellos son más racionales y estructurados y nosotras más emocionales y creativas. Ellos son más visuales, nosotras más auditivas y sensoriales. Somos diferentes en gustos, ritmos y tiempos.
Este último aspecto, que parece tan insignificante y que provoca tantos disgustos, lo he vivido así: Cuando se me antoja el sushi, a él se le antojan los tacos al pastor, si quiero ver una película, él quiere ver el futbol….A mí me gusta el Arte, a él los deportes…. Cuando quiero dormir, él quiere ir a caminar. Cuando quiero ver una película, él quiere dormir…. Cuando digo blanco, él me dice negro….
Y con tantas diferencias de género, de gustos, de historia familiar, hoy puedo ver que lo que nos ha mantenido juntos caminando a pesar de los hijos y de todo lo bueno y no tan bueno vivido es lo que realmente se llama AMOR.
Me doy cuenta lo valioso de la promesa que un día nos hicimos ante el Altar en los momentos más difíciles de mi vida a su lado En la salud y en la enfermedad…
Mi pareja me ha enseñado a ver el otro lado del mundo, me ha enseñado a darme cuenta lo difícil que es para mí escuchar, el trabajo que me cuesta doblegar mi ego para no siempre tener la razón.
Cuando lo conocí me sentía una Princesa y dolorosamente aprendí que no lo soy y que también me sé convertir en bruja. También aprendí que no me casé con un príncipe proveedor sino con un hombre que aunque me protege, también tiene miedos y debilidades y que también necesita ser apoyado, escuchado y respetado cuando expresa sus emociones.
Con él he aprendido el verdadero valor de las palabras “lo siento, por favor y gracias” en los momentos más difíciles, estas palabras han sido transformadoras de situaciones emocionales dolorosas.
Aprendí que no somos dos medias naranjas, reafirmándome como mujer sin ser víctima, siendo digna para amarlo con libertad.
Aprendí a que ser pareja es SERLO, trabajando y caminando juntos, con la independencia y apoyo a la realización de lo que cada quien sabe hacer bien, compartiendo lo que tenemos y lo que somos.
He comprobado que nos casamos dos historias y dos sistemas familiares las cuales hay que respetar y honrar y que en ellas, nos espera una oportunidad de sanación a través de nuestra relación de pareja.
He aprendido que nuestros hijos estarán mejor en la medida en que nosotros como pareja nos amemos y sobretodo nos respetemos.
Mi vida en pareja ha sido una bendición además del Amor, los hijos y la historia que hemos escrito juntos, lo ha sido por el gran aprendizaje y crecimiento personal.
El aprendizaje personal con una o con varias parejas seguirá siendo el mismo y cuando no aprendemos, continuará “el mismo infierno pero con diferente diablo”.
Si existiera una fórmula para caminar construyendo el Amor con una pareja, lo expresaría así:
Equilibrio (complemento en las diferencias) + El Poder de las Palabras + Aprendizaje a través del otro (humildad y dignidad) = AMOR
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